Disruptores hormonales.

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Algunos productos químicos industriales contiene sustancias que debido a su composición pueden actuar como falsas hormonas en nuestro organismo, alterando la producción natural de estas con la consecuente repercusión sobre nuestra salud.


Para alcanzar la categoría de disruptores hormonales, estas sustancias deben cumplir tres características: 

1.- tener una función hormonal, 
2.- un efecto adverso 
3.- existir una relación de causalidad entre las dos primeras características.


Según un informe publicado por la OMS en 2012, son alrededor de 800 los compuestos químicos sospechosos de alterar nuestro sistema endocrino y también nuestro metabolismo. 

Se les ha asociado a múltiples patologías como obesidad, diabetes, alteraciones en tiroides, asma infantil, perdida de fertilidad, alteraciones en el desarrollo de los niños y daños neurológicos. 

También se les ha asociado en diferentes estudios a algunos tipos de cáncer fundamentalmente de mama, ovario, próstata, testículo y tiroides.

Un ejemplo de esto son los parabenos, sustancias aisladas en las células del cáncer de mama. Simularían la función de los estrógenos aumentando la proliferación de estas células tumorales.

Otro ejemplo es el bisfenol B presente en los plásticos de los biberones, ya que estudios en animales sugieren que no es un producto seguro.

Como la lista es muy extensa, os dejamos el enlace al proyecto HELIX encargado de ir identificando sustancias nocivas para determinar los lugares de nuestro hogar donde es más probable encontrar disruptores hormonales.